Esta tarta helada es un clásico que nunca pasa de moda. Elaborada con dos capas de helado (nata y café), sobre una base de bizcocho bañado en jarabe de auténtico whisky, y rematada con una decoración de yema, almendra crocante y azúcar quemado.
Su textura suave y su equilibrio de sabores la convierten en el postre perfecto para cerrar una comida especial. Con 1,8 litros de capacidad, es ideal para familias y celebraciones.